LA ISLA MÁS ORIENTAL DE BALEARES ES UN PARAÍSO NATURAL QUE AÚN PUEDE PRESUMIR DE TENER UN TURISMO SOSTENIBLE
La plantilla de Cat&Rest Intragás-Clima CDP se juega esta tarde en probablemente (quien escribe es subjetivo) la mas bonita isla de las Baleares. Menorca es la más oriental y la más pequeña, ya apenas distan 40 kilómetros entre Mahón (en el extremo este) y Ciudadela (en el oeste) y unos 15 de la costa norte a la sur. No es tampoco muy montañosa, ya que el punto más alto es el «Monte Toro», justo en el centro que no llega a los 400 metros de altura sobre el nivel del mar y a donde se puede acceder en coche, habiendo un santuario en su cumbre.
BREVE HISTORIA
A pesar de ser un pequeño territorio en medio del Mediterráneo Occidental, ya hay vestigios de presencia humana en la prehistoria. Si en la península hablábamos de celtas y vetones, allí la civilización talayótica era la predominante quedando testimonios como las «Navetas», mausoleos de la época siendo la más conocida la de «Tudons», situado a escasos kilómetros de Ciudadela. Al igual que la península, las islas baleares fueron ocupadas por el imperio musulmán y recuperadas la Corona de Aragón en plena reconquista. De esa época quedan vestigios precisamente en Ciudadela, donde se encuentra la catedral y es la ciudad con una mayor zona monumental. De hecho fue considerada la capital de Menorca hasta principios de siglo XVIII.
Y es que tras la «Guerra de Sucesión», el tratado de Utrecht supuso que aparte de Gibraltar, Menorca pasó a formar parte del Reino Unido, que ganaba de esta forma un importante enclave estratégico en medio del Mediterráneo ante otras potencias militares como Francia. La isla fue «propiedad» británica durante aproximadamente cien años, suficientes para trasladar la capitalidad a Mahón, ciudad a la que los ingleses vieron su importante situación geográfica con un entrante de mar que les permitió desarrollar un importante puerto. En cualquier caso, fue una época de alta inestabilidad y guerras, donde Menorca sufrió numerosas batallas y fue cambiando de «propiedad», hasta que por fin en el Tratado de Amiens de 1802 la isla fue devuelta a España. No obstante quedan aún vestigios principalmente en Mahón de la presencia británnica.
A partir de ahí Menorca se convirtió en una pequeña isla que vivía principalmente del sector primario y que era un importante enclave militar, donde aún quedan vestigios como la fortaleza de la Mola. Todo ello hasta antes de vivir el «boom» del turismo.
CALAS, NATURALEZA Y TURISMO SOSTENIBLE DE CALIDAD
Menorca ha sabido conservar todos sus recursos sin ser sobreexplotados, lo que le da un valor extra, aunque es cierto que el turismo ha ido en aumento en las últimas décadas después de ser la gran olvidada de las Baleares en comparación con Mallorca e Ibiza. Hoy en día el turismo es la principal fuente de ingresos aunque se han preocupado de no «morir de éxito».
Estamos ante la isla más cara en cuanto a precio de alojamientos, pero a cambio la mayoría de hoteles son de buena calidad y nos encontramos con establecimientos de tres estrellas mejores que muchos de «cuatro» de otros lugares. A cambio, hacer vida en Menorca es muy accesible y los precios son asequibles a la hora de salir, cenar, comprar, tomar algo… Y a diferencia de Mallorca, los principales «clientes» son los turistas nacionales.
Es muy difícil encontrar grandes edificios ni «aberraciones» urbanísticas y lo ideal es poder recorrer la isla en una semana por sus diversos atractivos. Destacan sus calas, prácticamente vírgenes y de aguas cristalinas, aunque las del sur están mucho más masificadas, especialmente la «Turqueta» y la «Macarella», que en verano es imposible encontrar un hueco para tu toalla en la arena. Aún así hay que visitarlas porque el paisaje de mar y naturaleza es espectacular, redondeado por unas colosales aguas azules.
Aún así, Menorca está salpicada de calas en toda su costa y lo mejor es conocer a alguien que viva allí y que te pueda descubrir aquellos rincones que tienen casi en secreto para ellos mismos escondidos del turismo, donde se accede por estrechos caminos de asfalto y tierra. En contraste con esa situación, en el norte nos encontramos calas con un paisaje mucho más agreste, casi sin vegetación, pero con unas aguas cristalinas que son el paraíso de todos aquellos a los que les gusta hacer «Snorkel», destacando la cala «Pregonda» con una arena rojiza que redondea un paisaje fantástico.
Aparte de por las calas, hay faros que merecen ser visitados como el de Cavallería, o cerca de Ciudadela el de Punta Nati, donde a mucha gente le gusta disfrutar de sus puestas de sol… O de forma mucho más recreativa, acudir a la cueva d’en Xoroi, ya relativamente cerca de Mahón, que está labrada en un acantilado y reconvertido en un club chill out con numerosas terrazas para disfrutar de sus paisajes y puestas de sol.
Pero volviendo al aspecto natural, por lo que se caracteriza Menorca, además, es por sus numerosas rutas de senderismo y ciclistas que permiten dar la vuelta entera a la isla.
En cuanto a las ciudades, hay núcleos en el centro como Mercadal, Ferreríes o Alaior, y en el norte el coqueto pueblo de Fornells donde es muy típico comerse una Caldereta de Langosta (el rey emérito Juan Carlos I acostumbraba a hacerlo muy a menudo en esta localidad). Aún así, el núcleo más importante del oeste de la isla y el que más habitantes tiene (hay poca diferencia con respecto a Mahón) es Ciudadela.
Merece mucho la pena salir a pasear por la noche por el entorno de la plaza del Born y su puerto plagado de restaurantes y bares accesibles para todos los precios, o simplemente ejercer como buen turista por una tienda de souvenirs o comprar unas abarcas menorquinas. Cerca de allí está la zona monumental presidida por su catedral.
Y a nivel del productos, aparte de las mencionadas «abarcas» (calzado típico de la isla), la isla destaca por sus quesos que conforman la Denominación de Origen de Mahón y la fábrica de ron Xoriguer, situada en Mahón, siendo muy típica la «Pomada» (combinado específicamente de este ron con limón).
MAHÓN, UNA CIUDAD QUE CRECIÓ ENTORNO A SU PUERTO
Mahón es el municipio español donde antes amanece pero también se pone el sol, habiendo casi una hora de diferencia con respecto a Ponferrada, por ser el punto más oriental de todo el estado. Como hemos señalado, se considera la capital de Menorca desde el dominio británico durante el siglo XVIII; época en laque vivió un gran desarrollo.
Su privilegiada condición geográfica, en pleno entrante de mar permitió tener el puerto natural más grande de toda Europa, flanqueado por colinas a ambos lados y creciendo Mahón en el sur. Lo más típico que puede hacer todo turista es pasear por todo el puerto de Mahón sin ningún tipo de prisa e incluso montar en uno de esos barcos panorámicos en los que recorres todo el puerto y te explican sus características al tiempo que puedes ver bajo el agua la cantidad de fauna marina existente.
En la ciudad aún hay vestigios de la época de dominio británico como algunos edificios «coloniales» construidos con paredes rojas como es el caso del hotel «Port de Mahón» donde se aloja el CB Ciudad de Ponferrada. Y del otro lado del puerto, encontramos la gigantesca fortaleza de «La Mola», que durante muchos años sirivió de cuartel militar además de cárcel o incluso lugar donde a los enfermos que llegaban a la isla se les hacía pasar el periodo de cuarentena. Actualmente se encuentra en desuso aunque alberga un museo.
También resulta muy recomendable visitar Binibeca, a muy pocos kilómetros de Mahón si continuamos recorrido en vez de detenernos en el pavelló «Menorca». Se trata de un pequeño conjunto de edificios blancos que forman una de las principales postales de la isla.
EL DEPORTE EN MENORCA
Sin duda el baloncesto es el deporte rey, una vez que, como señalamos varias veces, el extinto La Salle Mahón supo construir un equipo que llegó a la élite en ACB creando una fuerte identificación con toda la isla, algo a lo que seguramente ayudó la denominación de Menorca Bàsquet. Y la prueba del fuerte tirón es el hecho de que un club de nueva constitución como es el Hestia Menorca, ha vuelto a generar un fuerte respaldo social.
Cabe reseñar el modo en el que se construyó el pavelló «Menorca», situado a las afueras de Mahón y que se hizo contrarreloj para adaptarse a las exigencias de aforo de la Liga ACB. Se levantó en apenas dos meses y de forma completamente funcional, ya que si se ve por fuera tiene apariencia de «nave industrial» pero por dentro es un recinto de gran belleza y que alberga a cinco mil espectadores, aunque actualmente no se utilizan los asientos superiores de los dos fondos para crear un ambiente más recogido y concentrado.
Redondeando la importancia de la canasta, no podemos olvidarnos sin duda de un menorquín ilustre como Sergio Llul, formado en la cantera de La Salle Mahón, aunque de muy joven emigró a Manresa, donde debutó en ACB antes de labrar toda su trayectoria acumulada en las filas del Real Madrid y la seleccion española.
Con todo, otros deportes tienen una importancia residual, como el caso del fútbol, especialmente tras la desaparición del Sporting Mahonés.