Vaya forma más inesperada de finalizar la temporada. Con la pandemia vigente, sentí que lo mejor para mí era volver a mi país antes que las prohibiciones y restricciones para viajar se impusiesen en todo el mundo.
Estos dos últimos años en Ponferrada han sido buenos: campeones de Liga EBA y ascenso a LEB Plata, consiguiendo el MVP de la temporada pasada, construyendo relaciones y ayudando a que Ponferrada se convierta en una ciudad de baloncesto.
Mi mentor, “coach”, entrenador y psicólogo (jajaja) español, Enrique Fernández (ex director deportivo y delegado de Ciudad de Ponferrada), siempre me mantuvo en mi sano juicio, porque sabe que soy un competidor muy compulsivo. Creo que somos parecidos en nuestra locura y esto podría ser la clave en nuestra relación y por qué disfrutamos tanto dos hombres locos planeando asaltar el baloncesto mundial, jajaja.
Él me metió en la cabeza que siempre había más trabajo que hacer, pensando en el futuro y empujando para alcanzar el siguiente nivel. Quique es mi gurú y profesor español. Me ayudó, además, a entender la cultura española y forma de vida; él es parte esencial en mi desarrollo y éxito. Su trabajo, ética y enfoque siempre serán admirados por mí.
En cuanto a mi regreso en noviembre, mi objetivo personal era contribuir a alcanzar un nivel alto, motivar, competir y prestar esta mentalidad ganadora que poseo. Estoy agradecido a mis entrenadores y compañeros por esta temporada en Ponferrada, David Barrio, el entrenador calmado y tranquilo, Fernando Merchante, alias “Mr. Good Morning” y “What happened?”, y Óskar Lozano, alias el hombre de negocios. Me recibieron de vuelta en Ponferrada con los brazos abiertos.
También estoy agradecido al club en general. Isabel Méndez por hacer que me asegurase de que tenía mis pantalones cortos, largos y ropa deportiva, y mi mochila tras mi llegada. “Tore” por trabajar duro en la sombra, Manu García por estar pendiente de reservar los billetes desde y hacia Canadá, todos los trabajadores que limpian el pabellón, lo abren para que nosotros entrenemos y juguemos nuestros partidos, y cuidan de nuestro vestuario. También a nuestros “speakers” y personas que llevan las estadísticas.
Estoy muy agradecido a “Bierzo Fitness Center” por dejarnos usar sus instalaciones para preparar los partidos y especialmente a mi amigo Diego Vázquez. También a las encantadoras chicas de “+ que Pachangas” por el apoyo y siempre animarme y mostrándome amor. Estoy agradecido a Luis Daniel y Pedro Enrique por entrenarme la primera temporada y prepararme para el estilo español de juego.
A nuestro presidente, Óscar García, y José Luis Velasco por hacer mi vuelta posible y gestionar el club. Por último, a mi fan número 1, Juan Carlos Barreiro, por estar siempre apoyándome y diciéndome palabras de ánimo y motivación. Su bondad y pasión genuina es inigualable y apreciada.
Mi nivel de confianza es elevado y cuando estoy en una misión es una obligación completar el objetivo de dicha misión como un marine, un soldado o un francotirador. Quería que Ciudad de Ponferrada fuese un equipo temido en la liga, y quería que la liga supiese que teníamos varios asesinos que estaban en el camino. Esa es mi mentalidad y es todo lo que sé viniendo de las trincheras… Hay que ganar siendo implacable, estudiando el arte de la guerra y los grandes del deporte que admiro como Mike Tyson, Floyd Mayweather, Michael Jordan, Gilbert Arenas, Allen Iverson y el más tardío pero grande Kobe Bryant.
Con esta mentalidad de guerra, el equipo ha pasado del último puesto a jugar por el ascenso. El trabajo está completado, y el resultado es una histórica participación en “A1” junto a lo mejor de lo mejor de LEB Plata. Nuestra siguiente misión era intentar acabar lo más arriba posible, aunque el resultado nunca lo sabremos debido a las circunstancias.
Con la temporada suspendida por el COVID-19, no pude despedirme presencialmente, debido a mi repentino regreso a Canadá. Gracias, aficionados de Ponferrada por estos dos últimos años, espero haber dejado una importante influencia en los jóvenes y en los mayores, y haber inspirado y dejado una huella en todos los niños de las próximas generaciones que aspiran a ser jugadores de baloncesto o cualquier otra profesión que deseen para su futuro, convirtiéndose en honorables hombres y mujeres.
Gracias por adelantado, Rubén Fernández, por publicar esto. Tu trabajo es apreciado.
Os quiero.
Taévaunn Prince.